
“Perteneciste a una raza antigua, de pies descalzos y de sueños blancos” cantaba Shakira allá por 1995 en una canción con la que se revelaba ante las imposiciones sociales. ¿Qué tienen que ver las reglas con los pies y los Mundiales? Mucho.
La cuarta edición de la Copa del Mundo se disputó en 1950 en Brasil. India había conseguido clasificar y se preparaban con gran entusiasmo para su debut.
Su selección llevaba años jugando descalza. El motivo era simplemente económico. Recién independizados de la corona británica, a los hindúes les era imposible comprar botines por lo que disputaban los partidos con los pies apenas vendados. De hecho, el Comité Olímpico dio su aval para que disputaran los juegos de 1948 sin ninguna objeción.
Pero no sucedió lo mismo para el Mundial. La versión que más circula es que la FIFA no los autorizó a participar descalzos y entonces los hindúes se retiraron de la competencia argumentando una falta de respeto hacia su cultura. También circula el rumor de que al visitar a la realeza británica y para no sentirse humillado, uno de los jugadores inventó una historia de honor y tradición de su pueblo cuando le preguntaron por qué jugaban sin botines.
Si esto fue así, podemos decir que las reglas no son para todos iguales. Los pies descalzos fueron protagonistas también en Francia ’38 cuando Leónidas Da Silva anotó el primer y único gol sin botines en un Mundial. Apodado el “Diamante Negro”, es considerado uno de los primeros ídolos futbolísticos de los brasileños y pasó a la historia con su anotación.
El día del partido frente a Polonia había llovido mucho y el campo de juego era un lodazal. El delantero perdió un zapato en el barro del área. Según los registros de la época, se le descosió completamente la suela. Al ver que no podía solucionarlo, salió del terreno, se sacó el otro botín y volvió a jugar. Centro y gol.
Brasil se impuso por 6-5 y Leónidas marcó cuatro tantos en ese encuentro. Dicen que el árbitro no advirtió que estaba descalzo por la lluvia. ¿Hubiera anulado la jugada?



