
No vamos a hablar de un arquero que salvó a su equipo de quedar eliminado. Ni tampoco de algún jugador que convirtió un gol decisivo. Nuestro protagonista de anécdotas de la Copa del Mundo es un perro.
El 20 de marzo de 1966, el Trofeo Jules Rimet fue robado mientras se exhibía en el Westminster Central Hall. El fallo en la seguridad nunca pudo ser explicado y ocupó varias columnas en los periódicos.
Scotland Yard se movilizó para reparar semejante vergüenza para la FA (Football Association) y los organizadores del torneo. Pero, quedaron en ridículo cuando siguieron la pista de una llamada anónima. De mal en peor.
No fue hasta una semana después que apareció el verdadero “salvador” en South Norwood (Londres): Pickles, un collie de raza mixta. La mascota y su dueño, David Corbett, salieron de paseo cuando el perro encontró un paquete envuelto en papel de periódicos que resultó ser nada más y nada menos que la Copa del Mundo.
“Yo era el sospechoso número uno”, recordó Corbett años después. “Me interrogaron hasta las 2:30 am. Me pregunté si debería haberlo tirado de nuevo a la carretera. Me levanté a las 6 de la mañana del día siguiente para ir a trabajar”.
Libre de sospechas, Corbett fue debidamente recompensado: recibió 6 mil libras esterlinas y comida por un año para el animal. Además, dueño y mascota aparecieron numerosas veces en televisión y hasta participaron del banquete celebración por Inglaterra campeón.
Pickles no vivió mucho tiempo más: un año después murió ahogado con su correa mientras perseguía a un gato cerca de su casa. Igualmente, siempre fue y será recordado por salvar la Copa del Mundo, el honor de los organizadores del campeonato más importante del fútbol y de la policía.
¿Fue la única vez que desapareció el Trofeo Jules Rimet? No, en diciembre de 1983 fue nuevamente robado y nunca pudo ser recuperado.



