Mi primer mundial en DF
Por Guille Ibarra

En la jerga se dice que quienes somos futboleros solo recordamos lo que pasa en los años de Mundiales. Para los de mi generación es fácil recordar lo que sucedió en 1998, 2002, 2006, 2010, 2014 y 2018, sin embargo no nos pueden pedir que sepamos lo que pasó en el medio porque no lo vamos a saber responder. Como argentino hijo de las finales perdidas en las últimas dos décadas también tengo muy claro lo que sucedió en los años que se disputó la Copa América, pero ese ya es un morbo personal.

¿Qué tienen que ver los Mundiales, DataFactory y yo? La Copa del Mundo que se disputó en Brasil en 2014 me trae siempre los mejores recuerdos hasta que me choco con ese maldito partido con Alemania que me gustaría borrar de la mente, es por eso que el 9 de julio de ese año ocupa un lugar muy especial. Le ganamos a Holanda por penales y mi generación por primera vez iba a ver a la Argentina de Messi en la final del evento deportivo más preponderante del mundo, por lo menos para mí.

Ese 9 de julio de 2014 es el día más lindo que viví como futbolero y al mismo tiempo es la deuda más grande que tengo con mi forma de ver este tipo de partidos. Había picada, gaseosas, cervezas, argentinos, chilenos y franceses, pero no estábamos en una playa de Copacabana. Era feriado en Argentina y nos encontrábamos en la oficina de DF en Parque Patricios tratando de vender nuestro producto.

Un grupo de posibles socios/clientes/inversores, no recuerdo claramente el lugar que iban a ocupar, llegaron a Argentina para conocer la empresa pero también querían saber cómo vivía un argentino la semifinal de la Copa del Mundo. Había que mostrar nuestros productos pero también querían ver lo que sentíamos, cómo sentíamos, utilizando este momento histórico como una oportunidad.

Todavía no hacía un año que estaba a cargo de PRE y Federico me pidió que esté presente para mostrar las pantallas de carga. Ernesto, Pablo y él se iban a encargar del resto. Estar ahí para mostrar las pantallas de carga un feriado, con el agregado de que Argentina iba a disputar la semifinal de un Mundial, implicaba que no iba a vivir ese partido como la cita lo requería. Pantalón de vestir en lugar de jogging, zapatos y no zapatillas, camisa para reemplazar a la camiseta. Ese día era más importante que a DataFactory le vaya bien, era mi primer gran desafío profesional, había que dejar a un lado lo personal.

Esa tarde los franceses quisieron agasajar a Ernesto con un regalo típico argentino y le llevaron un Fernet Branca de menta. Lo tuvo que tomar a la fuerza y por compromiso. Ese tipo de Fernet se toma con bebida Lima y en este caso solo teníamos Coca Cola.

El partido terminó 0-0 con triunfo argentino por penales. Solamente Maxi Rodríguez y el festejo de su gol definitorio pudieron sacar un poco de rigidez a un encuentro que recordaré toda la vida.

La reunión se extendió más de lo normal. Terminó el partido, comenzaron las diapositivas y nos despedimos. Esa noche no hubo tiempo para Obelisco ni festejos desmesurados. Al día siguiente había que seguir trabajando para tener el mejor producto posible en la final del mejor mundial que pudo vivir mi generación.

¡GRACIAS GUILLE POR TU RELATO!