Crónicas policiales en Datafactory

De las muchas historias que seguimos compartiendo, que sucedieron a lo largo de estos 20 años de existencia de DataFactory, no faltó la acción policial.

Ocurrió en dos ocasiones. Una afortunadamente fallida y la otra fue cuando efectivamente recibimos la visita de “los amigos de lo ajeno”.

Del primer caso, Ana Alascio recuerda que recibió un llamado de la empresa que monitoreaba la alarma alertando que alguien estaba intentando ingresar a DataFactory con claves falsas.

Ana corrió hacia la oficina y al llegar a la esquina divisó tres móviles policiales apostados en la puerta y sus efectivos rodeando a una persona que al acercarse paso a paso le resultaba una cara conocida…. era un Javier Fiore aterrado, nuestro jefe de tecnología, que había olvidado la clave para entrar y había desatado semejante espectáculo.

El segundo hecho fue bastante más traumático. Todo comenzó cuando tres personas armadas irrumpieron en la oficina donde había 17 personas. Ana Alascio (otra vez Ana…) se encontraba en el entrepiso desde donde pudo llamar al 911 y lograr que, tras tirar un tiro, los ladrones intenten escapar y uno de ellos sea atrapado por el personal policial.

En aquel momento justo se encontraba de visita en Argentina César Galaviz Valenzuela, recientemente fallecido y muy querido por todos. Y fue la única víctima real del robo, ya que le sustrajeron su teléfono celular y eso no le impidió hacer bromas con su mala suerte ya que años atrás en un viaje a Trinidad y Tobago había sufrido también un robo (aunque mucho más violento)

Como bonus track y aunque sin presencia policial (pero podría haber ameritado) les contamos que una noche la alarma de DF se disparó sin que nadie lo supiera, a excepción de los vecinos de la calle Finochietto en Capital Federal, que tuvieron que soportar por horas su molesto sonido. Al parecer un vecino cansado y enojado decidió actuar. Al día siguiente los primeros que llegaron a la oficina a trabajar encontraron la obra de arte del vecino enfurecido: había roto a pedradas los vidrios del frente.

Anécdotas que se siguen contando hasta el día de hoy y en particular la del robo nos permite una vez más recordar y homenajear al gran César, maestro de muchos de nuestros compañeros y una gran persona que tuvimos la suerte de conocer.